Sol en Cáncer cuadratura a Saturno y Neptuno desde Aries, y de guinda una conjunción a Júpiter en Cáncer.
El arte de sentir, sostener y expandirnos…Sin perdernos en el intento.
Hay momentos en que el cielo no ofrece calma, sino consciencia.
El Sol recien ha ingresado en Cáncer y al hacerlo, activa una marea interna que se podría sentir como la necesidad de hogar, contención y pertenencia. Pero el deseo de abrigo emocional no llega solo, lo acompaña el eco de Saturno, la niebla de Neptuno y el retorno magnánimo del gran Júpiter.
Esta semana, el Sol no nos hace simplemente sentir, probablemente nos enfrente a algo que quiza habíamos evitado.
Saturno en Aries se presenta como una especie de espejo seco que no refleja consuelo sino deber. No hay ternura sin límite, ni protección sin estructura. Digamos que si algo duele ahora, probablemente no es por falta de amor, sino por exceso de expectativas no revisadas. El padre interno, la figura que encarna la responsabilidad emocional, exige madurez sin drama y pide que distinguir entre la necesidad legítima y el capricho heredado.
¿Se siente?
Neptuno, también desde Aries, no es menos exigente aunque lo disfraza todo de misticismo. Lo que parecía claro se vuelve poroso y las seguridades se disuelven como tinta en agua caliente. El yo solar entra en una especie de laberinto emocional donde lo que antes era deseo ahora parece obsesión…
¿Y sí lo que llamabas amor, quizá era una versión sofisticada de algún miedo?
No hay brújula externa; sólo queda aprender a leer las corrientes internas sin malpegarse a naufragar.
Sin embargo, cuando más fácil sería rendirse al desasosiego, aparece Júpiter en Cáncer este 24 de junio, haciendo una conjunción que no sucedía desde hace doce años.
Y no, no viene a salvar, sino a recordar.
Júpiter trae expansión, eso es seguro, pero no desde la euforia…Sino desde el reconocimiento de lo profundo con una voz tan antigua como la infancia misma que dice qué..
“Todo lo que sientes tiene valor, incluso lo que aún no sabes cómo nombrar.”
Esta conjunción no da respuestas fáciles porque pide que confíes en tu sensibilidad como una brújula legítima, no como un defecto que se tenga que estar corrigiendo.
El proceso es intenso porque estamos mutando de una dependencia emocional que pide ser calmada, a una soberanía afectiva que se permite sentir sin miedo a derrumbarse en el intento, valido para todo.
Y sí, habrá momentos absurdos como los de llorar por algo que ya no existe, o enfadarse por un silencio que ni siquiera iba dirigido a ti.
Pero en medio de esas reacciones también hay señales y se ve la herida que quiere ser vista, no para recrearla…Sino para crear algo distinto a partir de ella.
En este cruce de fuerzas, conviene recordar…
Que crecer no es dejar de necesitar, sino aprender a cuidar sin exigir lo mismo a cambio.
Que no todo lo que se derrumba es pérdida, y qué algunas cosas caen para que haya espacio verdadero.
Que sentir mucho no es debilidad, sino el preludio de una transformación que aún no se comprende.
Y si en medio de todo esto te ríes sin motivo, o por otro lado te conmueves por algo mínimo, no te excuses.
Estás vivo. Estamos vivos y estamos cambiando.
Y con todo esto solamente paso a recordar que en ese desorden hermoso, el alma está haciendo espacio para que entre algo nuevo.
Un gran abrazo, hermoso solsticio y que hermosa verbena de San Juan <33
Elvis (Prabhu)
Código Solem.